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Mostrando entradas de diciembre, 2022

Tema 3, practica 2

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  H abía en una ocasión un patito de plumas blancas, blanquísimas. Cualquiera que lo hubiera visto de lejos lo hubiera confundido con un pequeño cisne por la apostura del color. Pero al hablar y sobre todo, al volar, no hubiera tenido duda de que era un pato… o una oca.   En otros tiempos las ocas eran animales importantes. Para los romanos eran como perros: guardaban las casas y si venía algún extraño, escandalizaban tanto o más que un perro y nadie podía obviarlas a la hora de robar. De hecho, la pata de una oca ha sido durante muchos siglos la señal de aviso de que hay algo que tener en cuenta o un tesoro escondido. Y la y griega, un sustituto de dicha señal Patosa.   Mientras el ánade se sumergía en semejantes elucubraciones, paseaban por los alrededores otros dos ejemplares de su misma especie. Jóvenes, como él, de igual apostura. Un macho y una hembra. Como todos los patos de aquel estanque, al llegar a esa zona donde las aguas son más espesas y tenebrosas, daba

Tema 3, Practica 3

  E s algo que ocurre de tanto en tanto. Un videojuego que parte de una base supuestamente banal y un tanto inocente acaba por arrastrarlo a uno a ese universo virtual que se muestra en la pantalla del televisor cuando se conecta la consola. Animal Crossing, como en su día hicieron Los Sims, Pokémon o incluso el Tamagotchi, se aprovecha de la facilidad que parece tener el ser humano para encariñarse con seres artificiales que emulan nuestro comportamiento. Porque el juego de Nintendo, como muy bien se han encargado de difundir desde la propia desarrolladora, es un simulador de vida.   Eso   sí, aquí se abandona toda pretensión de realismo para dotar al juego de un aspecto inocente, muy del gusto oriental, repleto de colores llamativos. Un juego de clara tendencia japonesa que, quizá por eso, ha tardado tanto tiempo en llegar a territorio europeo.   C oncebido como secuela para el popular título de Nintendo 64 Animal Fo